12 noviembre 2013

Este mono está jodido.

"Dedicado a mi gran amigo Samuel, cuya elocuencia inspiró este relato"


Era el primer día de lluvia en la apacible granja de los McLuhan. Mis padres nos habían traido a mi y a mi hermana pequeña, Margaret, a visitar los campos de una pareja que mi padre conoció en el instituto de torneros fresadores de Jonhsarbury.
-¿Madre, puedo ir a jugar afuera?
-William, será mejor que te quedes dentro, afuera está diluviando
Maldita zorra, -pensé para mis adentros- si no quiere que me moje que deje de escupir al hablar.

Mi padre, al ver como fruncía el ceño se acercó a mi y me entregó una caja pequeña, tenía el tamaño de un tarro de mantequilla de cacahuete.
-¿Que es esto padre?
-Hijo, -contestó- tienes que prometerme que cuidarás de esta caja hasta que sea el momento de abrirla
-Pero padre, ¿cómo sabré el momento en que debo abrirla?
-Lo sabrás, pues será cuando puedas protegerte solo
-Pero, no quiero quedarme solo, prométeme que jamas me dejarás -dije entre sollozos-
-Nunca estarás solo, siempre habrá alguien a tu lado
-¿Y cuando ya no estéis tu ni madre?
-Puede que yo llegué a no estar, pero tu madre si, ¡PUES TU MADRE ES AMÉRICA!

Está banalidad llenó mi americano corazón de júbilo y regocijo, a la par que de un sentimiento de odio por no poder abrir ya la caja por qué traicionaría la confianza de mi padre...

-CONTINUARÁ-